Una obra es foco de suciedad de todo tipo, que va a dejar nuestra casa o negocio seriamente tocado en lo estético. Para devolverle todo su esplendor y brillo es imprescindible una limpieza a fondo después de una obra
Vamos a preparar las siguientes herramientas y elementos: Escoba, espátula, cubos y fregonas, guantes de trabajo, mascarilla y gafas de seguridad que nos protejan, gamuzas y paños de limpieza, bolsas de basura, desengrasantes, limpiadores multiusos y limpiadores para cristales.
Para una mayor seguridad realiza la limpieza con las ventanas abiertas. Primeo comenzaremos con los escombros gruesos, que deberemos barrer o recoger y depositarlos en bolsas de basura resistentes. Para eliminar el polvo y las partículas finas de las superficies usaremos aspiradora con filtro HEPA. A continuación pasaremos a la limpieza húmeda que realizaremos con una gamuza o paño húmedo y un limpiador multiusos, siempre desde arriba hacia abajo.
En cuanto a los suelos primero los debes aspirar, para luego lavarlos con una fregona y agua tibia en el que habremos diluido un limpiador específico según el suelo. Las ventanas recibirán nuestra atención armados de un limpiacristales y un paño sin pelusa. Los muebles deben limpiarse con un producto específico para madera. Las cortinas, por su parte, deben recibir un lavado previo acorde a las instrucciones del fabricante. La cocina y el baño requerirán de productos desengrasantes y desinfectantes para garantizar una limpieza profunda y eliminar gérmenes. Presta atención a las esquinas, zócalos, marcos de puertas, cuadros u otros adornos decorativos.
Es el momento de reparar marcas o daños en las superficies, que suelen quedar tras tapar agujeros en la pared o nuevas aportaciones estructurales. Es el momento de repasar algunos elementos que se hayan visto perjudicados por la obra, como el sistema de climatización, limpiando los filtros.
Deshazte de manera responsable de los materiales sobrantes y desechos de la obra, depositándolos en contenedores o vertederos apropiados.