Una tarea doméstica que nos puede desesperar es la limpieza de los cristales de ventanas y puertas de la casa. Por mucho que nos afanemos en esta labor no acabamos de conseguir el brillo y resultado que deseamos, pues pierden transparencia con mucha facilidad y vuelen a parecer sucio. Si ves tu reflejo en esta situación te vamos a ofrecer algunos trucos fáciles y efectivos para que puedas acometer este trabajo del hogar con la seguridad de que vas a conseguir unos cristales relucientes en perfecto estado de revista. Todos los trucos son igualmente aplicables a espejos, en los que se puede usar también un toque de alcohol para mejorar aún más el resultado.
Se recomienda la limpieza en días nublados con el objeto de que los rayos o su reflejo no nos impidan ver bien las manchas. En su defecto puede hacerse a primera hora de la mañana o última de la tarde. Hagamos de forma regular y minuciosa, la acumulación de suciedad es luego un lastre para acometer esta tarea cuando ya esté enquistada.
Para preparar esta limpieza debemos contar con varios materiales. La experiencia nos dice que ponernos manos a la obra solo con un limpiacristales en la mano no va a dejarnos satisfechos.
Si queremos crear nuestro propio limpiacristales casero podemos usar un bote de spray vacío y echar una parte de vinagre por cuatro de agua. Lo aplicamos una vez hayamos limpiado con agua y jabón y los cristales estén secos. Esta acción nos ayuda a repeler el polvo. Si queremos más brillo emplearemos papel de periódico que hecho una bola nos servirá para ir quitando los restos de agua.
Para la limpieza necesitaremos un recipiente en el que vamos a preparar una mezcla para la que vamos a usar vinagre de limpieza, jabón neutro o lavavajillas, un estropajo suave y dos bayetas. Con este equipamiento listo vertimos en el recipiente agua tibia o templada, un chorro abundante de vinagre y el jabón. Pasamos a aplicarla en los cristales con el estropajo suave, imprescindible para no dañar los cristales. Nuestra tarea debe realizarse limpiando de arriba abajo para arrastrar bien toda la suciedad y procurando no se quede ningún ángulo sin recorrer.
La primera bayeta la vamos a usar para secar y recoger el agua sobrante, de manera que a continuación pasaremos a usar la otra bayeta para quitar manchas y absorber bien todos los restos que hayan podido quedar en el cristal. Recuerda que tan importante es el interior como el exterior, que no siempre es de fácil acceso, por lo que debemos busca la forma de llegar a todos sus ángulos. En ese exterior siempre vas a encontrar más suciedad, por lo que te debes emplear a fondo, eliminando antes los restos de contaminación con un trapo limpio.
Otro ingrediente que se puede usar es el quitamanchas, que podemos aplicar en manchas incrustadas difíciles de eliminar. Es tan fácil como mezclar en un atomizador agua y unas gotas de este producto, frotar y secar.