La limpieza de un garaje es un trabajo esporádico que no por ello debe ser realizado con menos eficacia o profesionalidad. Una de las primeras medidas para llevarlo a cabo es hacerlo con los coches fuera, avisando a los propietarios para que esta situación se realice con eficiencia. Si no lo hacemos quedarán zonas sucias que echarán por la borda el resto de la limpieza. Se suele poner un aviso indicando día y hora de la tarea en lugares de fácil lectura, y cumplir éste sin cambios. Conviene no dejar demasiado espacio entre limpiezas de esta zona, ya que la acumulación de suciedad o incluso basura puede ser molesta y peligrosa, además de hacerla mas difícil ya que puede haberse incrustado y será mas difícil de eliminar.
Las manchas en el suelo de los garajes son habituales y dan muy mala imagen, ya que no es extraño que se derramen líquidos, tanto de los propios vehículos como por resultado del uso por parte de los propietarios. Los resíduos grasos requieren de una máquina y productos destinados especialmente a ello, porque se incrustan y es complicado que salgan fácilmente. Por ello debemos asegurarnos de que la empresa cuenta con este procedimiento y que sabe cómo llevarlo a cabo. Cada rincón del garaje debe ser repasado, incluso los que no son de paso o se usan poco, pues las telarañas se desarrollan y se hacen mas visibles al atrapar el hollín, generando una mala imagen del espacio, por mucho que se limpie el resto. Todos los elementos, como extintores, interruptores o columnas han de ser repasados, y conviene aprovechar para detectar roturas, caducidades o peligros, que deben ponerse en conocimiento del administrador para que se solkventen lo antes posible.
