
Los atascos en las tuberías rara vez avisan. Se forman poco a poco, de manera silenciosa, hasta que un día el agua deja de fluir con normalidad. Por eso es fundamental estar atentos a señales como malos olores, gorgoteos o una evacuación lenta del agua. Estos síntomas suelen indicar que restos de grasa, cabello, cal o residuos sólidos están empezando a acumularse.
Prevención ante todo
Evitar que estos problemas aparezcan pasa por no verter por el desagüe aceites, alimentos, productos químicos o cualquier residuo inadecuado. También es importante que las tuberías estén bien instaladas, con materiales de calidad y un ensamblaje correcto.
Pero si a pesar de las precauciones aparece un atasco, existen distintos métodos que puedes probar antes de llamar a un profesional.
Métodos tradicionales para desatascar
- Desatascador de ventosa
Es el clásico por excelencia. Antes de usarlo, tapa el rebosadero con un paño húmedo para crear el vacío necesario. Luego, realiza movimientos enérgicos de succión y presión. Puede ser muy eficaz en atascos leves. - Desatascador neumático
Es una versión más moderna y potente del desatascador tradicional, especialmente útil en obstrucciones más rebeldes. - Alambre o muelle desatascador
Ideal cuando sospechas que el atasco es más sólido. Se introduce en la tubería girándolo, para deshacer o enganchar los restos acumulados. - Agua hirviendo con sal
Económico y respetuoso con el medio ambiente. Añade sal al agua hirviendo y viértela poco a poco por el desagüe. - Bicarbonato y vinagre
Mezcla media taza de bicarbonato con una taza de vinagre. Espera unos minutos y luego añade agua caliente. Esta reacción efervescente puede disolver pequeñas obstrucciones.
Productos más agresivos
Si nada de lo anterior funciona, puedes recurrir a productos químicos más potentes como los geles o líquidos específicos para desatascar. Actúan sobre la grasa y residuos orgánicos, pero hay que manipularlos con mucho cuidado por su toxicidad.
Entre los más potentes están el salfumán o la sosa cáustica, productos muy agresivos tanto para las personas como para las propias cañerías. Deben ser la última opción y utilizarse solo con las debidas precauciones, guantes y ventilación.
Recuerda: prevenir es siempre la mejor solución. Pero si llega el momento de actuar, prueba primero con los métodos tradicionales antes de recurrir a los productos más agresivos o llamar a un profesional.